Presentación

El cerro de Ramón o San Ramón -respetando el uso popular del nombre- es una pieza fundamental de la estructura escénica del valle que acuna a la ciudad de Santiago, y pensar en su importancia sólo requiere hacer el ejercicio de imaginar la ciudad sin él. Aunque es claro lo determinante de la cordillera en la definición de lo que identifica nuestro carácter como santiaguinos y chilenos, podríamos sustituir muchos cerros que actualmente se asientan alrededor de esta gran hoya por otros, sin que el sistema espacial característico sea intervenido. ¿Pero qué pasa si, al igual que un jugador de ajedrez, se decide a cambiar de posición al de Ramón? En ese caso, no se trataría de una jugada cualquiera, sino más bien una pieza sobre el tablero que es trascendental como lo es la reina o el rey. Producir un enroque de ese tipo sería más revolucionario que el hacer un enroque entre la Plaza de Armas y cualquier centro comercial. Lo importante del ejercicio es que es válido para cualquier habitante de Santiago: el toparse con la figura del Ramón en algún momento del día es un hecho casi inevitable; aunque muchos desconozcan su nombre, su imagen está en el inconsciente de todos los habitantes de Santiago.

Hay otros cerros por supuesto, como por ejemplo el Manquehue o el San Cristóbal, que sirven para el ejercicio propuesto, pero no son muchos. La razón de este significado crucial del Ramón es simple: presencia altiva y poco disimulada sobre el borde oriental más inmediato de la ciudad - como muro limitante - y una figura característica, ambos elementos válidos desde cualquier perspectiva; desde cualquier punto de la ciudad. Otros cerros más altos o más importantes desde otros puntos de vista no sirven para el ejercicio, porque la misma Sierra del Ramón se encarga de ocultarlos o porque están demasiado lejos en el horizonte.

El Ramón está ahí y con su nombre propio -tan poco común entre los cerros de los Andes- observa el ajetreo citadino mientras detrás de sí esconde, cual arriero de alta cordillera guarda con recelo los mejores cuentos, un pedazo impresionante de cordillera que se levanta hacia el Este. A lo mejor lo del nombre propio (en honor al arriero que cuidaba de la quebrada de Macul en otros tiempos) o su figura sugestionan tanto, que aparece como con carisma propio, como si tratara de un señor de temperamento grave, un personaje respetable y noble. En septiembre del 2016 fueron descubiertos restos de cerámica incaica en el sector llamado Portezuelo del Inca, confirmando así la presencia de esta cultura en el cerro.

El Ramón presenta tres rutas clásicas: por la quebrada de Macul, desde el Suroeste, por la quebrada de Peñalolén desde el Oeste (ambas, Macul y Peñalolén confluyen hacia el final), y por la quebrada del Manzano desde el Este. También es usada la travesía a lo largo de la Sierra de Ramón (desde el Provincia al norte, o desde el Punta de Damas al Sur), de la cual el de Ramón es el punto cúlmine. Por último existe una ruta abierta en los años 90 llamada ruta de John que Álvaro Ibaceta abrió y señalizó junto a su tío para dejarla como homenaje a su primo John Luengo fallecido por esos años.

Origen del nombre

Existen diferentes versiones acerca del origen del nombre del cerro. La más aceptada de ellas es la que dice, según Luis Riso Patrón, que el nombre del cerro proviene de la quebrada del mismo nombre llamada así por Alonso García de Ramón quien gobernó Chile interinamente de 1600 a 1601 y luego de 1605 a 1607. Durante su gobierno de Ramón buscó fuentes de agua para Santiago por lo que la quebrada fue llamada así en su honor. Otra versión del nombre, dada por Ginés de Lillo, dice que el nombre nace de un cierto indio rabón que vivía en la quebrada. Con el tiempo el nombre habría derivado en Ramón. Por último existe una curiosa versión que asegura que el nombre le fue dado al cerro en honor a un distinguido médico del mismo nombre.

El primer trabajo cartográfico serio realizado para estudiar la cordillera de Santiago fue realizado por el geógrafo y físico francés Amado Pissis, padre de la geografía y cartografía moderna en Chile. En él el autor menciona erróneamente al cerro Peñalolén, con 3245m. El mismo error toponímico comete Claudio Gay en su “Atlas de la Historia Física y Política de Chile” publicada en 1855, quizás por influencia de la obra anterior de Pissis, aunque no se menciona ninguna altitud. La altitud del Peñalolén, que había sido obtenida a través de cálculos trigonométricos por Pissis, es de apenas 8m diferente de la altitud oficial actual (3253m). En su obra “Geografía Física de la República de Chile”, comisionado por el gobierno de Chile y publicada en 1875 en París, Pissis corrige el error toponímico —curiosamente corrige la altitud a una con un margen grande de error— y lo llama cerro “San Ramón” o “de San Ramón”. Se conjetura que la anquilosada religiosidad católica del valle de Santiago habría sido la autora de esta última corrupción del nombre, que santifica al cerro, quebrada y sierra homónima.

Referencias

• Descubren restos incaicos en el cerro San Ramón. CNN Chile, Septiembre del 2016.
• Riso Patrón, Luis (1924). Diccionario Jeográfico de Chile. Imprenta Unviersitaria (pág. 751).
• Revista Andina N°49 (1945). Selección de Consultas. Club Andino de Chile (pág. 14).
• Pissis, Amado (1850). Descripción topográfica y geológica de la Provincia de Santiago. Anales de la Universidad de Chile, tomo VII, Santiago.
• Gay, Claudio (1855). Atlas de la Historia Física y Política de Chile. Cordillera del Plomo.