Presentación

El Bismarck, bastante relegado a un segundo plano en estos días, no lo fue en otros tiempos. De hecho fue ascendido antes que su vecino y hoy más popular cerro Plomo.

Se trata de una excelente ascensión para un fin de semana de verano. Es de fácil acceso, aunque su sector final demande algunas habilidades en roca y de orientación. La vista que posee tanto del valle de Molina como del río Olivares es excepcional.

También es un cerro recomendable para invierno, con esquíes, en especial esos días más cálidos de Septiembre - Octubre.

Desde el portezuelo de este cerro, y bajando por el estero Paramillos, se llega a el valle del Olivares, que se puede cruzar, y, a través del Paso de las Pircas, efectuar un interesante cruce de los Andes.

Toponimia

En los albores del montañismo nacional, apareció un grupo de audaces expedicionarios- miembros del Deutscher Turnverein (Club Gimnástico Alemán)- que exploró muchas zonas de la cordillera en una época en que todo era una aventura (no sólo los últimos 1000 metros de desnivel del cerro; las expediciones partían literalmente de Plaza Italia en ese entonces, y así fue por mucho tiempo). Gracias al arriero de Las Condes, José Alvarado, se internaron en los valles del Mapocho y más tarde del río Molina, donde encontraron el cerro Bismarck. El nombre del cerro, que no guarda ninguna relación con el sector, ni con la tradición arriera, fue puesto en honor al príncipe Otto von Bismarck (1815-1898), más conocido por su trayectoria como Primer Canciller del Imperio Germano y por ser un avezado político, con reconocimiento en toda Europa. Ocurrió que el viejo canciller cumplía 78 años el día en que compatriotas (o descendientes de familias alemanas) ascendían por primera vez (para los registros occidentales) un cerro de considerable altura en medio de los Andes centrales de Chile (1° de abril). En honor al viejo canciller, en ese entonces nombrado príncipe por el emperador Guillermo, Brant y Luck bautizaron con su nombre el "nuevo descubrimiento" (nuevo para occidente). Más tarde, estos mismos "excursionistas de la nieve", junto a Brant, recién llegado desde Alemania, se iniciarían en una serie de campañas en búsqueda del cerro El Plomo, siendo rechazados desde 1893 hasta 1896, año en que finalmente caería ante los montañistas tradicionales (modernos).

Referencia

• Alborada del Andinismo Americano. Revista Andina N°68, Club Andino de Chile, 1949 (pág. 17-18)