No subestimes la montaña, pero tampoco te subestimes a tí mismo. Con constancia, prudencia, planificación, permanente capacitación, y lo más importante, con la ayuda de Dios, podrás conocer y coronar las cumbres de todos esos colosos que siempre miraste desde abajo y desde lejos; y luego, al volver a observarlos desde el valle, podrás decir, yo estuve allí, yo lo hice, yo pude...y solo quiero volver...